Hoy nos resulta totalmente familiar que las empresas de las cuales somos clientes o suministradores muestren con orgullo que son empresas certificadas según determinada norma, como reconocimiento al esfuerzo realizado por las mismas para adquirir ese estatus que únicamente reconoce la capacidad de la empresa de realizar, de forma correcta, muchas de las funciones que se le suponen.
Todos podemos recordar que no hace mucho tiempo esta situación no era tal, y las empresas únicamente podían presumir de su buen hacer por las referencias que clientes y suministradores pudiesen o quisiesen avalar. |